Son poco mas de las una de la tarde de un día cualquiera en una semana cualquiera, todo sería normal sino fuera porque tengo que llevar a urgencias a mi madre, es decir, vamos rumbo al poco agraciado hospital de Lota Bajo . Mientras viajamos en el colectivo no dejo de pensar en las malas experiencias que he escuchado sobre la urgencia de un hospital público como este; serán ciertos aquellos rumores? Ahí está, frente a nuestros ojos, esa mole de apariencia tosca y muy moderna para los años 50; un Frankestein de hormigón que hasta hoy ha recibido las mas inimaginables modificaciones y ampliaciones que lo tienen parchado por todos lados. La sala de espera de Urgencias a vista rápida es una zona en forma de L, de no mas de 4 o 5 metros de ancho y poco mas de largo, reacondicionada de quien sabe que oscura sala se encontraba aquí antes. En su interior ya no caben mas personas; hay algunos sentados, otros de pie y los mas jóvenes allí en el suelo; un baño público en mal estado